Los egipcios y los griegos creían que los estornudos eran una advertencia divina. Se consideraban buenos si eran por la tarde, malos si se producían por las mañanas, y era una terrible señal si alguien estornudaba al levantarse de la cama o de la mesa.

Nada bueno se podía augurar alos que estornudaban por el lado izquierdo, mientras que hacerlo por la derecha se consideraba favorable. Los griegos solían decir «¡Vivid!» y «¡Que Júpiter te conserve!» a los que estornudaban.

Esta creencia apareció por escrito ya en la época del poeta épico del siglo VIII a.C., Homero. La esposa de Odiseo, Penélope, manifestó su creencia de que un estornudo era una señal de apoyo de los dioses en el libro XVII de la «Odisea».

En esa escena del poema, Penélope acababa de profetizar anhelantemente sobre cómo Odiseo purgaría a los desvergonzados pretendientes de su casa una vez que regresara a Ítaca. Tan pronto como Penélope terminó su esperanzador discurso, su hijo, Telémaco, soltó un gran estornudo. Tras escuchar el potente estornudo de su hijo, Penélope exclamó alegremente: «¿No te has dado cuenta de que mi hijo ha estornudado bendiciendo todo lo que he dicho?».

El estornudo es causado por la irritación de las membranas mucosas de la nariz o garganta. Puede ser muy molesto, pero rara vez es signo de un problema grave. Puede deberse a: alergia al polen, al moho, a la caspa y al polvo; Inalación de corticosteroides; resfriado común o gripe; abstinencia de drogas; entre otras.

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