¿Según la mitología griega, cómo se llama la región más baja de los infiernos?
Toda religión tiene un lugar destinado para los bienaventurados y otro para los condenados, como una manera de implantar la justicia divina que mantiene el equilibrio universal. En la mitología griega existía el denominado Tártaro, un sitio tormentoso de eterno sufrimiento, similar al Infierno del Cristianismo.
El Tártaro, además de un lugar, era una deidad, hijo de Éter y Gea. El Tártaro, como sitio, estaba ubicado más profundo aún que el Hades, en las entrañas del Inframundo. Algunas religiones mistéricas lo consideraban aquello que existió primero y de donde surgió la Luz y el Cosmos. Este mundo de eterna oscuridad era una de las entidades primordiales junto con el Caos, Gea y Eros, que surgieron en el universo.
El Tártaro era un lugar tan remoto que equivalía su distancia a la del cielo con la tierra. Estaba rodeado por tres capas de noche y un muro de bronce, lo que conformaba un pozo oscuro, destemplado y tenebroso. Allí fueron encerrados los Titanes por Zeus durante la Titanomaquia, aunque otros fueron castigados o desterrados, como Atlas, Cronos y Prometeo.
El Hades era el mundo de los muertos al que entraban todos, pero el Tártaro era el hogar de los condenados, quienes eran guardados por gigantes de decenas de enormes cabezas y cientos de brazos fuertes llamados Hecatónquiros. Al igual que el Infierno dantesco, en el Tártaro el castigo se adecuaba a la falta cometido en vida. El Tártaro tenía su contrapartida, los Campos Elíseos, morada de los virtuosos.
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