Thomas Carlyle (1795-1881) es conocido sobre todo por su puesto en la historia de la literatura, como novelista y crítico. En filosofía se destacan sus ensayos de crítica social, de filosofía política y de interpretación de la historia. Su amigo John Stuart Mill le animó a escribir La Revolución francesa (1837), que sería su principal trabajo histórico.

Carlyle se opuso a lo que consideraba un debilitamiento y reblandecimiento de la sociedad de su tiempo, influida por las que estimaba superficiales ideas de la Ilustración, y la creciente entrega a los ideales burgueses del bienestar y el progreso. Influido por la literatura y la filosofía románticas alemanas, Carlyle combatió las orientaciones materialistas y naturalistas y, sobre todo, el utilitarismo.

Su concepción de la historia es esencialmente biográfica. La historia está hecha, a su entender, por hombres individuales, y especialmente por los que llama "héroes".Con las personalidades de los héroes se teje la historia. Los héroes son de muchas clases, no sólo políticos ni religiosos, sino también literarios. Lo que importa según Carlyle, es que el héroe, a la vez que hace la historia, está siempre más allá de su tiempo. Por eso justamente hace la historia: porque representa la fuerza y los ideales sin los cuales las sociedades humanas quedarían estancadas. Los héroes son fuerzas primarias salvadoras de la humanidad.

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