En la mitología griega, la guerra de Troya fue un conflicto bélico que enfrentó a una coalición de ejércitos aqueos contra la ciudad de Troya.

El desencadenante fue el rapto de Helena, la joven reina de Lacedemonia -la futura Esparta - de excepcional belleza. Fue raptada por Paris, príncipe troyano a quien la diosa Afrodita había prometido la mujer más bella, quien se la llevó a Troya.

El marido de Helena, el rey espartano Menelao, reunió con la ayuda de su hermano Agamenón un espectacular ejército, integrado mayormente por otros comandantes griegos y sus súbditos, y se dirigieron hacia Troya.

El asedio duró 10 años, con cuantiosas pérdidas por ambos bandos, hasta que la ciudad cayó gracias a la estratagema del caballo de madera ideada por Ulises.

Los antiguos griegos creían que la guerra de Troya había sucedido realmente. Heródoto opinaba que esta guerra había sido la causa originaria de las enemistades entre persas y griegos. Incluso algunas de sus costumbres estaban relacionadas con esta guerra, como las vírgenes que enviaban anualmente los locrios al templo de Atenea de Troya. Los romanos se consideraban descendientes de los troyanos que consiguieron sobrevivir a la guerra.

Henrich Schliemann localizó los restos, que supuestamente corresponden a Troya, en la colina de Hissarlik en Turquía, y a la ciudad descrita en el poema épico debería corresponder el estrato VIIa. El recinto arqueológico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

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