El 29 de mayo de 1176 tuvo lugar la Batalla de Legnano, un enfrentamiento bélico entre las tropas del emperador Federico Barbarroja y las de la Liga Lombarda, una alianza de 30 ciudades italianas que juntaron sus fuerzas y olvidaron sus diferencias para luchar contra el Sacro Imperio Germánico Romano.

La importancia de esta batalla fue tan grande en la historia de este país y fue tan significativa que Legnano es la única ciudad italiana nombrada en el himno nacional, junto a Roma. La unión hace la fuerza, y gracias a esa suma de soldados, más de 30 000 efectivos, los miembros de la Liga Lombarda consiguieron derrotar a las fuerzas del temido Barbarroja, que ya habían invadido este territorio hasta en cinco ocasiones recientemente.

La victoria del ejército lombardo supuso además un hito importante en la historia militar: los temidos jinetes germanos fueron vencidos por los infantes italianos y la caballería de Barbarroja no pudo con los soldados a pie de las ciudades italianas.

El Sacro Imperio Romano Germánico vivió uno de sus máximos momentos de apogeo durante el reinado de Barbarroja. Se convirtió en la figura que representaba la unificación y el poder imperial en Alemania

Después de la derrota de Legnano su relación con su primo Enrique el León que se negó a enviar tropas para ayudarle empeoró y marcó sus últimos años como emperador. En 1189, junto con Ricardo Corazón de León, se enroló en una cruzada, pero murió antes de poder enfrentarse al temido Saladino.

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