Élia Gala Placidia (entre 388 y 393-450) fue una emperatriz romana, hija del emperador Teodosio el Grande y hermana del que fuese su sucesor Honorio.

Fue hecha prisionera por los ejércitos de Alarico en el saqueo de Roma en el año 410, y utilizada como rehén. Su sucesor, Ataulfo, la utilizó varias veces para obtener favores de los romanos. Finalmente, se casó con ella en una ceremonia romana, con la oculta intención de que los romanos le aceptasen como emperador, o como soberano de la Galia.

Este matrimonio no acercó los lazos entre visigodos y romanos, sino todo lo contrario, ya que muchos lo consideraron una provocación, y peor aún fue recibido por el entonces general de los ejércitos romanos Constancio, que pensaba casarse con Gala Placidia.

A la muerte de Ataulfo, su sucesor Sigerico, la trató con extrema crueldad. Walia, sucesor de Sigerico, le dio un trato más benevolente, y en un momento en que la situación de los visigodos estaba comprometida, la canjeó por 600 000 modios de trigo y el beneplácito de Honorio para la conquista de Hispania en nombre del imperio.

Al volver a Roma, se vio obligada a casarse con el general Constancio a pesar de que no sentir afecto por él. De este matrimonio nació un varón, que sucedería a Honorio a su muerte, en el año 423, pues éste carecía de descendencia; se ciñó la diadema imperial con el nombre de Valentiniano III.

Gala Placidia gobernó en nombre de su hijo hasta su muerte, que acaeció en Rávena en el año 450.

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