El 16 de agosto de 1972 un submarinista aficionado, Stefano Mariottini, joven químico romano, se encontraba buceando a unos 8 metros de profundidad y a una distancia de la costa de unos 300 metros, persiguiendo un mero, cuando descubrió lo que parecía una extremidad emergiendo del fondo marino.

Asustado y pensando que había encontrado un cadáver humano, avisó a sus dos compañeros. Finalmente se dio cuenta de que lo que vio correspondía al brazo derecho de la estatua que luego fue conocida como bronce B. A su lado el propio Stefano encontró una segunda estatua, el bronce A.

Así es como desde el fondo del mar Jónico, se levantaron dos estatuas de "Guerreros de Riace", antiguas estatuas de bronce griegas del siglo V a. C.

Se trata de la figuras de dos hoplitas (infantería de las "polis" griegas) desnudos, con cabello y barba rizada de 1,98 metros de altura y 160 kilos que, de acuerdo con lo que sugiere la posición de sus brazos, empuñaban un arma y un escudo, actualmente desaparecidos. Son dos de los pocos ejemplos en bronce que quedan del arte griego antiguo.

Desde su hallazgo se custodian en el Museo Arqueológico Nacional de Calabria, precisamente antigua colonia helena, la Magna Grecia, que este año ha preparado un programa especial para conmemorar el 50 aniversario del hallazgo de su mayor y más famoso tesoro.

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