Los saduceos, llamados también zadokitas, eran un grupo de judíos aristócratas de la clase alta, que se desarrollaron en Jerusalén en los siglos I y II a.C.

Ocupaban altos puestos, eran parte del consejo supremo nacional y religioso (Sanedrín), encargados de mantener la paz entre los judíos y romanos y tomar decisiones útiles para la nación.

Estaban más ocupados en la política que en la religión. Su origen se remonta entre los años 135 y 105 a.C, según el escritor Josefo, eran afiliados con Juan Hircano I y considerados descendientes de Sadoq, un sumo sacerdote de la época de Salomón y monarca del Reino Unido de Israel.

Su nombre puede traducirse como "justos o rectos". Se sometían a los gobiernos extranjeros y adoptaron una tendencia de sometimiento sobre el pueblo, ocupaban cargos políticos importantes.

Pertenecía a ellos el sumo sacerdote. Negaban que Dios interviniera en los asuntos personales y no creían en la vida después de la muerte, le daban igual importancia a la tradición oral y a las escrituras sagradas.

Los saduceos creían que el hombre era el creador, mientras que los fariseos pensaban que el creador de todo era Dios. Los primeros pertenecían a la aristocracia judía, los fariseos pertenecían a la clase media.

Los fariseos no avalaban la relación con el gobierno, creían que Dios castigó a los hombres debido a sus gobernantes, en cambio los saduceos creían en el beneficio político y económico de los gobiernos y fomentaban la relación política.

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