Uno de los oficios más respetados en el imperio incaico eran los amautas, los encargados de impartir conocimiento y sabiduría a las clases más altas del Tahuantinsuyo, con el fin de convertirlos en líderes del imperio.

Eran los educadores enseñaban materias como: matemáticas, religión, idioma, leyes, normas morales, historia, agricultura, astronomía, estrategia militar y gobernabilidad. Eran los hijos de los nobles e incas, los futuros gobernantes del Tahuantinsuyo.

Dotados de una gran sabiduría, eran de entera confianza en la realeza y formaban parte de comités consultivos del inca.

Impartían sus clases en los centros llamados Yachaywasi, conocidos como casas del saber, eran edificios dedicados exclusivamente a la educación. Fueron construídos y fundados durante el gobierno de Inca Roca.

Como en esa época no habían útiles escolares, donde los estudiantes podían hacer sus apuntes, debían retener todas las enseñanzas recibidas en su memoria. Los amautas intercalaban sus enseñanzas con anécdotas cómicas, poemas, y música, para ser más entretenidas las clases.

Su alto status social les impedía hacer su labor ante el pueblo. Las personas comunes recibían conocimiento de sus familiares, de generación en generación.

Las mujeres nobles, hijas de incas y otras seleccionadas tenían su propia escuela llamada Acllahuasi (en quechua, casa de escogidas). Los varones su centro de estudio era un claustro religioso que no podía mantener contacto con el mundo exterior.

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