¿Quién inventó la cerilla de fricción?
Las cerillas que conocieron los chinos en el siglo VI eran una simple varilla con azufre que se prendía al contacto con la chispa.
En 1680, tras el descubrimiento del fósforo por el físico inglés Robert Boyle, uno de cuyos ayudantes, llamado Godfrey Haukewitz, estuvo a punto de inventar las cerillas al impregnar en azufre varillas de madera que al ser friccionadas producían una llamita efímera. El invento no prosperó por el olor fétido de aquella operación; los vapores venenosos que desprendía y el coste excesivo del procedimiento a lo que se unía el peligro que todo aquello entrañaba.
En 1826 el farmacéutico inglés John Walker (1781 – 1859) inventó la cerilla de fricción. Como en otros inventos, fue de forma accidental, ya que me mezclando sulfuro de antimonio, Sb2S3, y perclorato de potasio KCIO4. Walker también fue el primero en poner en el mercado la luz por frotamiento. Pero para su desgracias, olvidó patentar el invento, como le había aconsejado que hiciera su amigo Faraday.
Samuel Jones patentó las cerillas de John Walker con el nombre de lucíferos, palabra que recordaba a Lucifer. Eran bastante avanzadas, tenían una capa de sulfuro de antimonio y cloruro potásico, y formaba la masa una pasta unida con cola.
Se prendían haciéndolas pasar por un rascador, pero se las prohibió en muchos sitios porque ocasionaban una pequeña detonación y chisporroteaban al ser encendidas, lanzando a ambos lados parte de la materia inflamada quemando vestidos y bigotes.
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