Sarah Mather, (Brooklyn, Nueva York 1796 - 21 junio de 1868) fue una inventora estadounidense olvidada, cuyo paso por la vida casi no han dejado rastros y apenas hay datos biográficos sobre ella.

Se menciona que Sarah se casó y tuvo, una hija, pero no aporta más detalles sobre sus contribuciones en el campo de la óptica y la física.

“La naturaleza de mi invención consiste en la construcción de un tubo con una lámpara unida a un extremo del mismo que puede ser hundido en el agua para iluminar objetos con el mismo, y un telescopio para ver dichos objetos y hacer exámenes bajo el agua".

Así comenzaba Sarah Mather la presentación de su patente. Era el 16 de abril de 1845 y había inventado el telescopio submarino una versión mejorada del aquascopio o batiscopio (dispositivo sencillo de visión subacuática que permite ver hasta donde la claridad y la luz alcancen).

El periscopio es un instrumento óptico que se utiliza para observar desde posiciones ocultas.

Consiste en un tubo vertical en el que se instalan espejos o prismas, siendo probablemente el más popular el naval, el que se emplea en los submarinos para poder ver desde el fondo del mar.

Este dispositivo determinaba posiciones y distancias.

Actualmente los periscopios tienen las siguientes aplicaciones:

– Observación de buques y aviones.

– Estimación de distancias para un ataque.

– Introducción de datos en sistemas de lanzamiento de torpedos.

– Navegación astronómica y marcaciones costeras en inmersión.

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