El deconstructivismo o deconstrucción es un movimiento arquitectónico moderno que surge en la década de los años ochenta del siglo XX y que presenta cierta similitud con el constructivismo ruso de los años 1920.

El francés Jacques Derrida (1930-2004) fue el filósofo de la deconstrucción, un método crítico que aplicó tanto a textos literarios y filosóficos como a instituciones políticas. Su obra se centra en el lenguaje; sostiene que el modo tradicional de lectura produce falsas suposiciones sobre la naturaleza de los textos.

Tomado del concepto "Destruktion" de Heidegger, consiste en mostrar el proceso de construcción de conceptos como el resultado de diversos contextos históricos y acumulaciones metafóricas. De esta forma, la diferencia entre significado y significante se convierte en activa, algo que debe ser reconsiderado y no aceptado acríticamente.

Su influencia en arquitectura se fraguó principalmente a través de la relación con el arquitecto Peter Eisenman. Los arquitectos adscritos a este movimiento son, además del citado Eisenman, Frank O. Gehry, Zaha Hadid, Daniel Libeskind y Bernard Tschumi.

Sus características principales son la falta de armonía, de continuidad y de simetría, huyendo significativamente de la geometría euclídea o euclidiana que utiliza el ángulo recto. Se trata de mostrar las contradicciones, lo cual supone prescindir de las leyes clásicas del soporte y la carga, del muro y el cierre del espacio, de la proporción y la regularidad.

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