Emilio Papiniano, que vivió entre el siglo II y III de nuestra era, fue el número uno de los grandes juristas de la antigua Roma. Los datos biográficos que tenemos sobre su origen son escasos. Los historiadores suponen que nació en Siria, provincia romana, en el año 150.

Sus obras más importantes fueron los Quaestiones, formadas por 37 libros, que fueron escritas antes de 198, y las Responsa, elaboradas entre 204 y la fecha de su muerte. Además redactó dos obras, de adulteriis, dos libros de Definiciones y un texto en griego en el que expuso las obligaciones de los magistrados y de los funcionarios de la policía urbana de aquellos tiempos.

El respeto que le profesaron los romanos fue explicitado en la Ley de Citas del año 426, que regulaba cuáles eran los autores que se podían citar en juicio. Cuando no hubiera unidad en la doctrina o hubiese empate entre él y otros juristas de peso como Gayo, Julio Paulo, Domicio Ulpiano y Herenio Modestino, en dicha Ley se establecía que era la opinión de Papiniano la que debía prevalecer sobre el resto.

Entre sus cualidades como jurista siempre se destacan su independencia de opinión y el afán por la búsqueda de soluciones equitativas. Pero fue precisamente esa independencia de opinión lo que le llevó a la muerte, ya que el emperador Carcalla mandó ordenar su ejecución por no solapar ante el jurado la muerte de su hermano, Papiniano era, como les dijimos, un hombre de principios hasta las últimas consecuencias.

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