Helena Villagra fue mucho más que la esposa de Eduardo Galeano. Fue su inspiración, la última de las tres mujeres que penetraron en su intimidad y formaron parte de su vida. Fue su musa y partícipe directa de sus obras. Con ella, el escritor uruguayo encontró lo que reconoció (en algunas entrevistas) no hallar en él: una soñadora. "Helena me humilla cada mañana, a la hora del desayuno, contándome sus sueños prodigiosos", relató el autor en el prólogo de su libro Los sueños de Helena.

El escritor contrajo matrimonio tres veces: la primera, con Silvia Brando, con quien tuvo una hija, Verónica Hughes Brando; luego, con Graciela Berro Rovira, con quien tuvo dos hijos: Florencia y Claudio Hughes Berro; finalmente, con Helena Villagra que sería su esposa durante 40 años y a cuya hija, Mariana, la "Pulga" de sus libros, asume como propia.

Galeano nació en Montevideo en 1940, donde comenzó como periodista y publicó su primer libro. En 1973 se exilió en la Argentina y luego, tras el comienzo de la dictadura allí, en la costa catalana. Pero fue en Buenos Aires donde conoció a Helena Villagra, a los 36 años. “Una mujer así debería estar prohibida”, dice que pensó al verla por primera vez. Dos hechos simultáneos y en apariencia contradictorios, el destierro y ese amor, que darían forma al estilo, el tono y las ideas que le caracterizarán en los siguientes cuarenta años.

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