En 1935 se promulgaron las leyes antisemitas de Nuremberg. En 1937 un chico judío Herschel Grynszpan fue enviado a París, lejos de su familia, para alejarle de las opresivas leyes nacionalsocialistas. Nadie se imaginaba que un joven débil y con raquitismo se convertiría en el primer hombre que atentaría contra la Alemania de Hitler.

Herschel era conocedor de las políticas que el nacionalsocialismo estaba llevando a cabo: habían deportado a más de 12.000 judíos polacos que vivían en Alemania, entre ellos a su familia.

Al enterarse de que habían deportado a su familia, adquirió una pistola y el 7 de noviembre de 1938, tomó el metro hasta la Embajada alemana y disparó a Ernst vom Rath, un secretario de la embajada.

Adolf Hitler y Joseph Goebbels usaron esta muerte como pretexto para la gran ola de violencia y terror antisemita patrocinada por el Estado, que se conocería más tarde como Kristallnacht (Noche de los cristales rotos), el pogromo que muchos consideran el detonante del Holocausto.

Durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 las tropas de asalto de las SA junto con la población civil, llevaron a cabo un linchamiento mientras las autoridades alemanas observaban sin intervenir.

Herschel había sido detenido en París. Cuando la guerra estalló definitivamente y Alemania ocupó Francia, Herschel pasó a ser cautivo de los nazis. En 1942 se le pierde la pista definitivamente. Herschel fue oficialmente declarado muerto el 1 de junio de 1960.

Más información: www.elespanol.com