Henry Morton Stanley (1841-1904) fue un explorador británico aficionado a los viajes y atraído por las aventuras, dirigió en 1869 una expedición que partió hacia el África en busca del misionero escocés David Livingstone, a quien halló en 1871 con él, exploró el lago Tanganika.

Dio una amplia información en el libro Cómo encontré a Livingstone (1872). Tras la muerte del escocés (1873), cuyo valioso material, contenido en los diarios y las cartas, reunió y llevó a Londres, prosiguió su obra luchando contra la esclavitud y realizando otras exploraciones.

En 1874 volvió al África, donde llevó a cabo las expediciones más importantes de cuantas se hayan efectuado por el Continente Negro, trascendentales no sólo en cuanto al punto de vista geográfico, sino también por su relación con la política y la economía del ámbito africano del imperialismo.

Se deben a Stanley el conocimiento de las fuentes del Nilo y de los lagos Victoria Nyanza y Tanganika, y la navegación por el río Congo hasta el mar. La historia de tales empresas, llevadas a cabo entre graves dificultades, aparece narrada en el volumen A través del Continente Negro (1878).

A partir de 1897, tras su última expedición al África, puso fin a su actividad de escritor con la publicación de otros dos libros: Mis primeros viajes y mis aventuras en América y Asia.

Más que escritor la fama de Stanley queda vinculada a las empresas que llevó a cabo, que le convierten en el más importante de los exploradores africanos.

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