El libro de Jueces nos narra la historia de la vida del pueblo de Israel en la tierra prometida, cuando aún no tenían reyes. Dios elegía hombres y mujeres que gobernaran a su pueblo, que peleara por ellos y los defendiera de sus enemigos.

De los doce Jueces que hubo, se menciona a uno de nombre Gedeón, hijo de Joas de la tribu de Manases. Dios lo convirtió en el guerrero que su pueblo necesitaba para hacerle frente a los Madianitas, cuyo ejército era muy grande.

Gedeón salió a la guerra contra ellos con treinta y dos mil soldados, pero Dios decidió que eran demasiados, y al final se quedó con trescientos soldados.

Aunque Gedeón confiaba en Dios, el temor lo invadía, por lo que Dios le pidió que bajara al campamento enemigo y escuchara como ellos pensaban que ya estaban derrotados, porque Dios los había entregado en la mano de Gedeón.

Animado con esas palabras, repartió en 3 grupos a los hombres y al amanecer, tocaron trompetas y al grito de "Por la espada de Jehova y por Gedeón", confundieron a sus enemigos que se atacaron entre sí, ganando la batalla sin perder a un solo hombre.

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