Filón de Bizancio, fue un ingeniero e inventor, nació en el siglo III a. C. en Bizancio. Discípulo de Ctesibio de Alejandría, sus investigaciones servirían de base para otros sabios como Herón de Alejandría.

Entre sus escritos destacan los nueve libros de Mechanikḗ Syntáxis (Compendio de Mecánica), de los que nos quedan algunos fragmentos. En ellos se que trata de matemáticas, mecánica general, artillería y la construcción de puertos, sobre dispositivos que funcionan por presión del aire o del agua.

Inventó la cadena, el muelle, una ballesta automática y un aparato que podría considerarse precursor del termómetro, y recientemente se le atribuye también la primera descripción del molino de agua de la historia.

Sin embargo, uno de los inventos que probablemente menos se mencionan es un tintero cuyo mecanismo se basaba en algo tan simple como genial empleado en la actualidad en numerosas y diversas situaciones.

Este tintero tenía la particularidad que, aún estando abierto, se podía inclinar y voltear sin que la tinta se derramara. Tenía ocho caras triangulares en el centro de cada una de las cuales había un agujero por el que se introducía la pluma para mojar la tinta que se encontraba en un depósito en su interior.

La genialidad radica en que este depósito, semiesférico, se sujetaba por un aro y este a su vez por otro, que también estaba sujeto en dos esquinas opuestas del tetraedro.

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