Emilio Herrera Linares nació en Granada en 1879 fue, desde pequeño, un apasionado de la aviación y de la aerostática, debido sobre todo a la influencia de su padre, militar de profesión, y a las novelas de Julio Verne.

En 1914 acaparó las portadas de toda la prensa europea al ser el primer hombre en sobrevolar el estrecho de Gibraltar en avión.

Una de sus ideas más ambiciosas era llevar a cabo un vuelo estratosférico, realizando una ascensión en globo a 26 000 metros de altura.

Éste era un reto que nadie había intentado hasta el momento. Una vez alcanzada la estratosfera, su objetivo era efectuar mediciones para el estudio de la radiación cósmica. Una misión ambiciosa y muy peligrosa.

Conocedor de este precedente, en 1933 se puso manos a la obra para construir un globo que fuese capaz de superar los 20 000 metros y, sobre todo, para diseñar un traje adecuado que aislara al piloto del frío y de la presión, y le proporcionase oxígeno y movilidad.

El traje estaba formado por tres capas: una de lana, otra de caucho y una tercera de tela reforzada con cables de acero. Estas capas iban forradas por otra capa exterior de plata que evitaba el recalentamiento.

El prototipo de su traje espacial, toda una proeza para su tiempo, inspiró, más de treinta años después, a la NASA para crear los trajes espaciales de sus astronautas, incluidos los que llevarían los tripulantes de la misión Apolo 11 a la Luna en 1969.

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