Tarquinio el Soberbio fue el último rey de Roma. De origen etrusco, sucedió a su suegro, Servio Tulio, a quien había asesinado y llevó a cabo una política de expansión en el Lacio donde consiguió consolidar la supremacía romana.

Según la tradición, Tarquinio fue un déspota cruel que instauró un régimen tiránico. Su reinado duró desde el año 535 a.C. hasta la instauración de la República en el año 509 a.C.. Fue por ello que se ganó la oposición del patriciado que, aprovechando su ausencia durante una campaña militar contra la ciudad de Ardea, decidió suprimir la monarquía e instaurar un régimen republicano.

Durante su reinado, Tarquinio, conquistó distintas ciudades, entre ellas: Pomecia y Tusculum, en la última casó a su hija con el dirigente Octavio Mamilio; también extendió su control a la ciudad de Gabios y colonizó Circeo y Signia; por otra parte, aunque no pudo tomar el control de todas las ciudades latinas, sí pudo dominar la Asamblea Latina.

Así mismo, Tarquinio también influyó en grandes obras: erigió el templo dedicado a Júpiter en el monte Capitolio y construyó las cloacas subterráneas como sistema de alcantarillado.

Tras se destronado se exilió en la ciudad de Etruria e intentó varias veces tomar Roma. Primero con la ayuda de las ciudades de Tarquinia, Caere y Veyes, que fueron vencidas durante la batalla de la Selva Arsia; y luego con la ayuda de la Liga Latina, que fue derrotada en la batalla del Lago Regilo. Murió alrededor del 495a.C..

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