La introversión es un rasgo de personalidad caracterizada por un interés en desarrollar y conectar con procesos internos. La mirada está puesta en el interior y hay una tendencia a preferir la soledad o las actividades individuales por encima de la conexión social.

La extraversión, también conocida como extroversión, es un rasgo de personalidad en la que el sujeto está más concentrado en desarrollar una relación con el exterior. Requiere de una mayor conexión social y por eso mismo tiende a desarrollarse en entornos que le permitan un acercamiento a otros individuos o grupos.

Ambos términos fueron introducidos por primera vez por el psiquiatra y psicólogo suizo Carl Jung, en su obra «Tipos psicológicos», publicada en 1921. Allí, el autor plantea cuatro funciones principales de consciencia: dos perceptivas (sensación e intuición) y dos racionales (pensamiento y sentimiento). Estas funciones rigen dos actitudes principales: la introversión y la extraversión.

La extraversión y la introversión suelen considerarse un único continuo, de modo que para ser alto en una es necesario ser bajo en la otra. Jung ofrece una perspectiva diferente y sugiere que todo el mundo tiene un lado extravertido y otro introvertido, siendo uno más dominante que el otro.

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