Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944) fructífero poeta, que ya en plena efervescencia juvenil, tuvo la creatividad suficiente como para publicar su primer libro de poemas de verso libre: «Los viejos marineros». Siguió así, su trayectoria literaria publicando en 1909 lo que sería una marca clave en el movimiento vanguardista de la época: «El Manifiesto Futurista».

Dicho texto, sería el chispazo generador del movimiento futurista, influyendo en las artes y creando una corriente en la que se exaltaba el amor al peligro, el liderazgo y, especialmente, la agresividad.

Marinetti, que no se conformó con las artes, acabó combinando su visión del mundo con las crecientes ideas nacionalistas que surgían en la Italia de principios del siglo XX, contribuyendo así con su pensamiento al auge del fascismo.

Orgulloso de su influyente código artístico, decidió escribir un nuevo manifiesto, esta vez orientado a la prosa y la literatura, «Manifesto tecnico della Letteratura Futurista».

A fin de dotar de cualidades pictóricas expresivas a las palabras, instaba a los escritores a abolir los signos de puntuación o suprimir los adverbios y adjetivos.

Este nuevo manifiesto, y la consideración de las palabras como forma de arte, generó una nueva línea artística dentro del futurismo.

Ejemplos claros son los «caligramas» de Apollinaire, así como los collages realizados por el artista Carlo Carrà, considerado máximo exponente de la pintura futurista.

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