Los faraones negros de la dinastía XXV fueron los salvadores y los unificadores de los valores religiosos y culturales de Egipto en una época crítica de su historia.

Eran los hijos de Amón, garantes de la continuidad de la dinastía divina egipcia, de todas sus tradiciones y principios.

Según las estelas que han quedado, Taharca es recordado como uno de los grandes faraones de Egipto. En el año 690 a. C. fue coronado en Menfis como el elegido de Amón, el faraón de los reinos de Egipto y Nubia, consiguiendo en los 26 años de su reinado llevar la paz y la prosperidad a su país.

Pero ademas de un gran guerrero, Taharca fue también un gran constructor siguiendo la senda de los grandes faraones . En la ciudad nubia de Napata, donde se encuentra la montaña sagrada de Jebel Barkal, lugar de nacimiento y residencia del dios Amón según los sacerdotes, edificó dos templos. En Tebas, en el templo de Karnak queda una columna gigantesca de lo que fue un templete de 10 columnas erigido por Taharka para honrar a Amón. Siguiendo la costumbre de los faraones erigió bustos, estatuas o capillas

Taharca ha sido el faraón negro mas importante de la dinastía XXV y su influencia en Egipto fue tan grande e importante que ni siquiera sus enemigos o el tiempo han sido capaces de borrarla. Además de un gran guerrero, fue un gran constructor, fue coronado en Menfis como el elegido de Amón, el faraón de los reinos de Egipto y Nubia, en los 26 años de su reinado llevó la paz y la prosperidad.

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