"Iberia" es la segunda de las tres piezas que Debussy compuso entre 1905 y 1912 y que están incluidas en el conjunto titulado "Images pour Orchestre". La primera es "Gigues", y la última "Rondes de printemps".

La propia "Iberia" está en tres movimientos. Originalmente planeó las piezas para dos pianos, pero se dio cuenta de que sus visiones requerían toda la paleta de colores de una orquesta sinfónica.

Para Debussy, la esencia musical de España era una sutil insinuación, un elegante guion rítmico y, quizás sorprendentemente en una obra pictórica como "Iberia", una considerable actividad polifónica. La España que él conjuró en "Iberia" se extrae puramente de la imaginación, ya que el compositor francés no había pasado más que unas pocas horas en el país que eligió para representar musicalmente.

Pero que las adivinaciones españolas de Debussy tenían un sabor y un espíritu auténticos fue atestiguado por no menos autoridad que el gran compositor español Manuel de Falla, quien dijo de Iberia, en parte: "Los ecos de los pueblos, una especie de sevillana -el tema genérico de la obra- que parece flotar en una clara atmósfera de luz centelleante; el embriagador embrujo de las noches andaluzas, la alegría festiva de un pueblo que baila al son de una banda de guitarras y bandurrias... todo esto gira en el aire, se acerca y se aleja, y nuestra imaginación se mantiene continuamente despierta y deslumbrada por la fuerza de una música intensamente expresiva y ricamente variada".

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