En la mitología chibcha o muisca Bochica fue un maestro extranjero. Un civilizador que algunos elevaron a la categoría de un dios o de un santo, él enseñó a los nativos de esa cultura ancestral de la región central de lo que actualmente es Colombia, a hilar el algodón, tejer mantas, les inculcó además principios morales, sociales, les enseñó a dibujar la cruz y a venerarla.

Ellos lo describieron como un hombre mayor, de piel blanca, ojos azules, cabello rubio, barba bastante larga, vestido con una manta atada al hombro con un nudo, pies descalzos y portaba un báculo de oro.

Según Fray Pedro Simón cronista español que incluyó el mito de Bochica en su obra de 1626, él llegó con un camello que se le murió en Bosa. Indicó que visitó Pasca, Hontibón (Fontibón), Funza, Serrezuela (Madrid, Cundinamarca), Zipacón, Cota, Hunza (Tunja), Sogamoso y desapareció en Iza, no habla de que haya muerto.

Fray Pedro menciona que los indígenas castigados por la ira de Chibchacum dios de la lluvia y el trueno sufrieron una gran inundación en toda la Sabana de Bogotá, rogaron en el templo de Bochica a este dios y él apareció una tarde con gran estruendo, sobre un arcoíris, arrojó una vara de oro contra las peñas y abrió el Salto de Tequendama por donde salieron las aguas.

Otros cronistas teniendo en cuenta la época de su aparición teorizan sobre que pudo haber sido el apóstol Santiago o uno de sus discípulos, o el apóstol Bartolomé. Para Humboldt podía haber sido un naúfrago europeo.

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