Atalía fue hija del rey Acab de Israel y su esposa Jezabel, y nieta de Omrí.

Su esposo era el rey Joram de Judá, y fue madre de Ocozías, quien con el tiempo también fue rey de Judá.

Al igual que Jezabel, su madre, Atalía incitó a su esposo Joram a hacer lo que era malo a los ojos de Dios durante sus ocho años de reinado, y derramó sangre inocente sin escrúpulos. Pues cuando su hijo Ocozías murió después de haber reinado tan solo un año, exterminó a toda su descendencia para eliminar la línea real, con la excepción de Joás, un niño de tierna edad, a quien habían escondido el sumo sacerdote y su esposa.

Inmediatamente después, Atalía se autoproclamó reina de Judá y gobernó durante seis años. Pero una vez que Joás cumplió siete años, el sumo sacerdote Joiadá lo sacó de su escondite y lo coronó como heredero legal del trono.

Atalía corrió hacia el templo y al ver lo que pasaba comenzó a gritar: “¡Conspiración! ¡Conspiración!”. Entonces el sumo sacerdote ordenó que la sacaran fuera de los terrenos del templo, y fue ejecutada en la puerta de entrada de los caballos del palacio.

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