Prokop Diviš (26 de marzo de 1698 - 21 de diciembre de 1765) inventó el pararrayos antes que Benjamin Franklin, pero su labor pasó desapercibida.

En 1753, murió el profesor ruso Jorge Wilhelm Richmann a causa de su calcinamiento por un relámpago al intentar medir la intensidad del campo eléctrico de la atmósfera. Esto hizo que Divíšek pusiese manos a la obra para intentar desarrollar un invento que impidiese la caída de los rayos.

Era el cura local de Přímětice y en 1754 hizo alzar una extraña estructura en las cercanías de su casa. Se trataba de una barra metálica de 40 metros de altura sujeta a tierra con tres cables. En lo alto tenía 12 cajas metálicas con cientos de agujas de metal cubiertas de virutas de hierro.

Se trataba del primer pararrayos del mundo, ideado por el sacerdote e inventor checo Prokop Diviš. La verdad sea dicha, la intención de Diviš no era atraer los rayos, sino repelerlos, el equilibrar la tensión entre el cielo y la tierra.

El invento de Diviš fue reportado por ejemplo por la prensa alemana, pero en general pasó desapercibido debido sobre todo a la posición del clérigo a medio camino entre la ciencia y la religión.

Una reconstrucción del pararrayos de Prokop Diviš se alza ahora en las cercanías de la casa de Přímětice donde vivió. Es capaz de atraer los rayos y disipar su energía conduciéndola hacia el suelo.

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