La insurrección de los tejedores de Silesia de junio de 1844 está considerada una de las primeras luchas de la naciente clase obrera en el continente europeo.

La situación social en Silesia, en Prusia, se había agravado. Aumentaba la desocupación, y los productos ingleses, favorecidos por la rápida industrialización y por el levantamiento del bloqueo impuesto por Napoleón Bonaparte.

Así llegaron muchas telas baratas, provocando el desempleo y la baja en el pago de los salarios de los tejedores de Silesia, que no podían competir con los hilanderos mecánicos de Inglaterra.

Los tejedores de Silesia trabajaban en las fábricas de tejidos, y prolongaban la jornada en sus casas, recibiendo un salario miserable por el trabajo de toda la familia. Marx destacaba la claridad con que los cantos de los trabajadores expresaban su situación.

El 4 de junio de 1844 la policía detiene a un tejedor que cantaba bajo la ventana de un fabricante. La respuesta fue inmediata y por la tarde una multitud amotinada saqueó las casas de los industriales. La represión, muertos y heridos, fue brutal.

Heinrich Heine (1797-1856), los inmortalizó en el “Canto a los tejedores silesianos”, que se refería a la consigna preferida por las clases dominantes: “Con Dios, con el Rey y por la Patria”.

Heine fue el mayor poeta alemán del período entre el romanticismo y el realismo. Se muestra con una sensibilidad poética escindida y atormentada, que oscila entre el idilio romántico y la sátira social.

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