En la mitología hinduista, Rávana era el rey de los demonios raksasas. Hermano de Kubera, el tesorero de los dioses. Su nombre aparece por primera vez en los textos épicos Ramaiana y Majabhárata (ambos del siglo III a. C.).

Su rapto de Sita (la esposa de Rama, quien era un avatar de Visnú, que junto con Brahma y Shiva, forma la trimurti) y su muerte en manos de este, son los hechos principales de su leyenda.

Rávana gobernó el reino de Lanka (que se cree que es la actual Sri Lanka), de donde había expulsado a su medio hermano Kúbera. Después de haber ganado dichas bendiciones, Rávana buscó a su abuelo, Sumali, el rey demonio del mundo de las tinieblas y asumió el poder sobre su ejército. Después fijó su visión en Lanka.

Aun cuando Rávana usurpó Lanka, fue considerado como un gobernante efectivo y benevolente. Lanka floreció bajo su mando y se decía que en la casa más pobre se hallarían vasijas de oro de las cuales comer y beber, y que el hambre era desconocida en el reino.

Rávana es representado con diez cabezas (que probablemente significan que poseía un gran conocimiento, que se expandía en las «diez direcciones») que le ganaron el nombre de Daśamukha («diez caras» o «diez bocas»), Daśagrīva («diez cuellos») o Daśakantha («diez gargantas»).

También se lo representa con diez pares de brazos, que puede significar que podía hacer el trabajo de diez hombres.

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