José Miguel Neira, conocido como el bandido Neira, fue un chileno bandolero, guerrillero y posteriormente un militar que se unió a la causa patriota durante la Guerra de Independencia y que asoló las regiones de Curicó, Talca, Rancagua dedicándose al abigeato y al pillaje de viajeros por la región. Neira era un hombre hosco que constantemente buscaba pendencia, y en más de una ocasión sacó a relucir su puñal.

Neira no se interesó mayormente por los procesos iniciados en 1810. Muy lejos de él y de sus preocupaciones estaba la política; sin embargo, terminó por vincularse a ella. El dominio realista establecido en 1814, implicó para los revolucionarios refugiados en Mendoza la necesidad de contar con su grupo para distraer a las fuerzas realistas. El grueso de las tropas leales al Rey estaban acantonadas en Santiago, lo que dificultaba los planes de San Martín; de no desconcentrarse aquellas, los patriotas encontrarían gran resistencia tras cruzar la cordillera.

Se requería de movimientos de distracción, y por ello envió a Manuel Rodríguez para convencer a Neira y su banda de colaborar. José Miguel aceptó, más que por adhesión a la causa, porque al ofrecérsele el grado de Coronel de Milicias se le otorgaba, en cierto modo, un reconocimiento a sus actividades.

Continuó con sus felonías aún después de Chacabuco y las autoridades no tuvieron más remedio que apresarlo. Fue sometido a Consejo de Guerra y fusilado en 1817.

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