La expresión «la suerte está echada» significa que es necesario tomar una decisión y que esta tiene un punto de no retorno. No se conocen las consecuencias que sobrevendrán y por eso las cosas se dejan en manos del destino.

Fue pronunciada originalmente en latín: «Alea jacta est». Se le atribuye al famoso Julio César y se estima que data del siglo I antes de nuestra era, en el momento que este cruzara el río Rubicón en el norte de Italia, límite entre Italia (territorio metropolitano de Roma)​ y la Galia Cisalpina, provincia que le había asignado el Senado romano. Mediante este paso se rebeló contra la autoridad del Senado y dio comienzo a la larga guerra civil contra Pompeyo y los optimates.

La frase quedó registrada en la obra «Vidas de los doce césares», escrita por el historiador Suetonio (c. 70-post. 126), quien formó parte del círculo de amistades de Plinio el Joven y, al final, de la del mismo emperador Adriano.

Julio César fue un general y estadista romano que desempeñó un papel fundamental en los acontecimientos que condujeron a la desaparición de la República Romana y al ascenso del Imperio Romano.

Sus reformas populistas y autoritarias enfurecieron a las élites, que comenzaron a conspirar contra él. En el año 44 a.C., César fue asesinado por un grupo de senadores rebeldes liderados por Bruto y Casio, que lo apuñalaron hasta la muerte. Se desató una nueva serie de guerras civiles y el gobierno constitucional de la República nunca se restableció del todo.

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