El Ave María de Schubert no puede faltar en muchas ceremonias religiosas, inspiración de escenas de santidad en varias películas, música de reflexión en tantas otras situaciones. La melodía, la forma de interpretarla y especialmente la letra, hace que más de uno se introspecte cuando la escucha.

El Ave María no estaba planeada originalmente para llevar un texto vinculado a la liturgia católica como sucede ahora. Este himno a la virgen pertenecía a una serie de 7 canciones compuestas en alemán por el compositor austriaco Franz Schubert. Fue creada para piano y voz solista y su eje central era la obra literaria “La Dama del Lago” de Walter Scott. En ella, la protagonista Ellen Douglas pide ayuda a la virgen en su situación de necesidad.

Es la penúltima canción (nº6, D 839) y se la conoce como la tercera canción de "Ellen o Himno a la Virgen". En la pieza, una joven está escondida junto a su padre en una cueva huyendo del Rey de Escocia y pide protección a Virgen María. El comienzo de su plegaria arranca con unas palabras a la Virgen, que con el tiempo se han adaptado a la liturgia católica.

Años después un desconocido adaptó la música de la canción de Schubert al himno de alabanza en latín, con lo cual la obra pasó de tener un carácter profano al religioso con el que se le conoce actualmente. Es decir, pasó de ser el canto de ayuda de una joven (como era en la obra de Scott) a un himno con las palabras “Ave María, llena eres de gracia, el señor está contigo”.

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