¿Qué tiene de particular el hongo Pilobolus crystallinus?
Muchos organismos tienen la capacidad de acelerar a velocidades asombrosas. Por ejemplo, algunos insectos tienen mandíbulas que pueden cerrarse más rápido que un guepardo. Sin embargo, en términos de pura aceleración, el hongo Pilobolus crystallinus, dispara sus esporas aún más rápido.
El hongo utiliza la presión hidráulica para «disparar» sus esporas, de forma parecida a una pistola de agua. Las esporas se adhieren a la vegetación cercana y son consumidas por los animales que pastan. Se abren paso de forma segura a través del sistema digestivo del animal huésped y acaban siendo «depositadas» en otro lugar.
De vuelta al exterior, el hongo germina dentro de las heces, creciendo tallos llamados hifas, que a su vez crecen y desarrollan bulbos llenos de líquido. Los bulbos se hinchan, convirtiéndose en cañones en miniatura que disparan las esporas cuando la presión es demasiado grande, impulsando las esporas fuera del estiércol y comenzando el ciclo de nuevo.
Estos hongos sólo crecen de 2 a 4 cm de altura, pero pueden disparar su esporangio (la estructura dentro de la cual se producen las esporas) a más de 2 metros de distancia.
La presión es tan extrema que el esporangio ha sido «cronometrado» pasando de cero a 72,4 kilómetros por hora en el primer milímetro de vuelo, lo que equivale a unos increíbles 20 000 g. Esa velocidad es comparable a la de un ser humano lanzado a 100 veces la velocidad del sonido, aproximadamente el doble de la aceleración de una bala.
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