Un gigoló es un acompañante masculino que es apoyado financieramente por una mujer en una relación continua, que a menudo vive en su residencia o tiene que estar presente a su entera disposición. El hombre joven es mantenido por dicha mujer.

El gigoló proporciona compañía, sirve como acompañante con buenos modales y habilidades sociales, y a menudo sirve como pareja de baile según lo requiera la mujer a cambio del apoyo. Se le pueden prodigar muchos obsequios, como ropa cara y un automóvil para conducir.

La relación también puede incluir servicios sexuales, y también se le puede llamar un "hombre mantenido". La palabra gigoló puede remontarse a un primer uso en inglés como neologismo durante la década de 1920 como una variación de gigolette, una palabra francesa para una mujer contratada como pareja de baile.

Tanto el gigoló como el gigolette se registraron por primera vez en francés a mediados del siglo XIX, en referencia a los habitantes de los clubes de baile de Montmartre a los que se les pagaba por bailar y, a veces, tener relaciones sexuales con visitantes masculinos no acompañados.

En la última parte del siglo XIX, particularmente después del escandaloso asesinato conocido en París como el caso Pranzini, el término gigoló adquirió connotaciones de hombre exótico y extranjero cuya compañía y afecto podían ser adquiridos por mujeres francesas acomodadas.

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