Tempo, movimiento o aire, en terminología musical hacen referencia a la velocidad con la que debe ejecutarse una pieza musical.

Para indicar el tempo que una obra puede tener se deja esto establecido al comienzo de la misma. En la música occidental actual se suele indicar en pulsaciones por minuto (ppm), abreviado también como bpm, de la expresión beats per minute en inglés. Esto significa que una figura determinada (por ejemplo, una negra o corchea) se establece como pulso y la indicación significa que debe ser ejecutado un determinado número de pulsos por minuto.​ Cuanto mayor es el tempo, mayor es el número de pulsos por minuto que se deben tocar y por tanto más rápidamente debe interpretarse la pieza.

El tempo puede dar muchas diferentes opciones, por ejemplo, escaladamente, larghissimo, lento, lento moderato, andante, vivace o prestissimo. Notar que todos los nombres de estos tempos también se encuentran en italiano.

En un principio las partituras musicales no tenían indicaciones sobre el tempo o eran muy escasas, por lo cual cada intérprete la ejecutaba a gusto. Pero la idea del tempo empieza a cambiar a partir del siglo XVIII y XIX, posiblemente como consecuencia de que los compositores se cansaran de escuchar interpretaciones de sus obras con tiempos completamente arbitrarios. Entonces surgió una notación que expresaba la “velocidad” o forma que debían ser ejecutadas las obras.

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