El llamado "juego limpio" es equivalente a los términos deportividad ("proceder deportivo", "ajustado a las normas de corrección") y espíritu deportivo. Son términos utilizados para denominar el comportamiento leal y sincero, además de correcto, en el deporte; en especial fraterno hacia el contrincante u oponente, respetuoso ante el árbitro y adecuado con los asistentes. También es jugar sin hacer trampas y manteniendo una buena convivencia personal con los compañeros y rivales, sin groserías ni actos similares, no generando discusiones ni peleas.

En el deporte, los rivales se enfrentan con un objetivo: vencer al contrincante. Pero no se trata de hacerlo de cualquier manera. No vale todo cuando se practica un deporte o un juego. Hay que intentar derrotar al oponente, pero siempre respetando las reglas del juego. Las trampas, el juego sucio y la faltas de respeto son opuestas al espíritu que debe imperar en la competición deportiva.

Se destacan varios casos de medidas serias destinadas a promover el juego limpio, como las normas en materia de "violencia innecesaria" en el fútbol americano, el Ranking Juego Limpio de la UEFA, que establece el acceso a etapas definitorias de los torneos para los equipos con mejor comportamiento deportivo, o el tercer tiempo característico del rugby (una tradición por la cual luego de finalizado el encuentro los contrincantes se encuentran para compartir una comida), implantado a partir del 2008 en el fútbol profesional italiano.

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