La construcción de la represa de Asuán, implicó la inundación de un vasto territorio donde vivían miles de personas y en el que se encontraban algunos de los templos más antiguos de Egipto, entre ellos el complejo de Abu Simbel.

Esto resultó uno de los mayores proyectos de rescate arqueológico de los tiempos modernos, atrayendo la participación mundial de arqueólogos.

El gran templo, un tesoro del antiguo Egipto que data del siglo XIII a.C., estuvo en riesgo de desaparecer a mediados del siglo XX , sin embargo, la Unesco lideró un complejo proceso de traslado de las enormes piezas.

Tras cuatro años y medio de arduo trabajo, bajo el ardiente sol del desierto de un millar de personas, entre quienes se encontraban ingenieros, arqueólogos y otros expertos, y de una inversión de millones de dólares, la operación arqueológica finalizó con éxito en septiembre de 1968.

El santuario interior del templo principal de Abu Simbel está envuelto en la oscuridad. Pero 2 veces al año, la luz del sol ilumina las estatuas de los dioses del sol Re-Horakhte y Amon-Re, así como una estatua del faraón Ramsés II, que mandó a construir el templo en su honor poco después de su ascenso al trono, en el año 1279 a.C.

El 22 de febrero y 22 de octubre, los rayos del sol penetran en la estructura del gran templo e iluminan parte de las paredes internas. Esto ocurría el día 21 de dichos meses, pero al trasladar el templo a las colinas artificiales no se pudo reproducir su orientación de forma exacta.

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