Se conoce como “ríos voladores”, a los flujos aéreos masivos de agua en forma de vapor que vienen del océano Atlántico tropical y son alimentados por la humedad que evapora de la Amazonía.

Estos ríos del cielo cruzan la atmósfera sobre el Amazonas a velocidades vertiginosas, transportando más agua incluso que el propio río y causando lluvias a miles de kilómetros de distancia, llegando hasta el sur de Brasil, Uruguay, Paraguay y norte de Argentina.

Los ríos voladores proceden del océano Atlántico tropical, un océano caliente cuya evaporación es muy intensa, y son avivados por la humedad que procede de la Amazonia.

Esto forma nubes con grandes cantidades de agua. Además, estas nubes se desplazan a mucha velocidad mientras pasan por el Amazonas hasta que se encuentran de golpe con los Andes, que las frena, causando lluvias torrenciales, sobre todo en el sur de Brasil y algunos países de Latinoamérica.

La deforestación de la selva amazónica parecer acrecentar los efectos del paso de los ríos voladores, ya que ésta afecta a los vientos, al vapor de agua y a la absorción de energía solar. Al reducirse la cubierta arbórea, la capacidad del entorno para interceptar, retener y transpirar la lluvia caída es menor.

Las áreas deforestadas se convierten así en fuentes de agua superficial, ya que, en lugar de devolver el agua a la atmósfera a través de la transpiración, casi toda la precipitación se pierde en forma de agua superficial.

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