Los movimientos nocturnos de las hojas se conocen como nictinastias, y son un ejemplo bien descrito de un ritmo circadiano vegetal regulado por la luz.

El cambio del ángulo de la hoja o folíolo está provocado por cambios de turgencia en las células del pulvínulo, estructura especializada en la base del peciolo. Es un mecanismo provocado por una ósmosis. Entran iones de potasio (K+), lo que provoca que el medio interno se haga hipertónico respecto del exterior y que se produzca una turgencia. Dependiendo si dicha turgencia tiene lugar en las células flexoras o extensoras, los folíolos se abren o se cierran.

Este es un mecanismo de defensa ante depredadores, puesto que, al replegarse, en un gran porcentaje parece ser una planta mustia o marchita.

También es un mecanismo que sirve para no perder demasiada agua durante las horas de calor o para protegerse del viento, reduciendo la superficie. Las hojas permanecen plegadas durante toda la noche.

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