Las fuentes intermitentes, llamadas también Vauclusianas, deben su nombre a la fontaine de Vaucluse situada a unos 30 Km de Avignon, en la Provenza francesa. Son manantiales cársticos

Se caracterizan por brotar intermitentemente: unas veces echan agua y otras no y además lo hacen en periodos de tiempo bastante regulares, por lo que parecen relojes naturales que suelen ser bastante exactos y solo "atrasan" o "adelantan" tras las épocas de grandes lluvias o grandes sequías, pues dependen esencialmente del caudal de los ríos subterráneos que los alimentan.

El agua de esta exurgencia contiene un promedio de 200 miligramos por litro de carbonato de calcio y tiene un flujo anual de aproximadamente 700 millones de m³, por lo que el reservorio pierde 50 000 m³ de piedra caliza cada año.

Las vauclusianas se deben a la existencia de alguna cueva o depósito subterráneo con un conducto de salida que actúe de sifón.

Los periodos de intermitencia dependerán esencialmente de: el caudal de agua, la capacidad del depósito, la longitud del sifón, el caudal que pueda ser evacuado por el mismo y sobre todo de los niveles máximo y mínimo de cada caso en concreto.

Estos fenómenos geológicos son escasos, pero algunos son muy conocidos. Entre las fuentes intermitentes más interesantes destaca en Francia además de la fontaine de Vaucluse, la de Fontestorbes en Bélesta (Ariège).

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