Una célula procariota o procarionte se caracteriza por la ausencia de núcleo, por lo que su material genético se encuentra disperso en el citoplasma, en una zona denominada nucleoide. Las células procariotas solo pueden formar organismos unicelulares, en concreto bacterias, microorganismos clasificados en el Reino Monera (o en el dominio Prokaryota).

Por el contrario, en las células con núcleo diferenciado del citoplasma, llamadas eucariotas, el ADN se encuentra dentro de un compartimento separado del resto de la célula por una membrana nuclear. Las células eucariotas pueden formar tanto organismos unicelulares como pluricelulares.

Aunque la principal diferencia entre ambos tipos celulares se refiere al núcleo, hay otras más, pues las células procariotas son más simples y carecen de gran número de orgánulos presentes en las eucariotas, como mitocondrias o cloroplastos. Además su material genético, el ADN, está constituido por un único cromosoma circular, mientras que las eucariotas poseen varios juegos de cromosomas lineales.

Por otra parte, las células procariotas son más primitivas, pues los primeros seres vivos eran muy similares a las bacterias actuales, y su origen se remonta a más de 3.500 millones de años, según pruebas halladas en el registro fósil. Por otra parte, se estima una edad de 1.700 millones de años para la formación de células eucariotas que, de acuerdo con la Teoría endosimbiótica, evolucionarían a partir de bacterias simbiontes (colaboradoras).

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