Apocatástasis es el sustantivo del verbo griego αποκαθιστώ -apokacistó- que quiere decir poner una cosa en su puesto primitivo, restaurar. Compuesto del prefijo «απο» (apo) regreso y «καταστασις» (katástasis) situación, significa literalmente "restauración".

El concepto fue especialmente utilizado por el teólogo Orígenes (siglo III). Según él, al final de los tiempos todos, pecadores y no pecadores, volverán a ser uno con Dios; lo cual equivaldría a decir que todos alcanzarán la salvación. Evidentemente esta doctrina estaba en contra de la fe tradicional de la Iglesia.

Orígenes se apoyó en la palabra "apocatástasis" que aparece una sola vez en el Nuevo Testamento: "...enviándoles [Dios] al Mesías que les ha sido destinado, que es Jesús. Pues el cielo debe guardarlo hasta que llegue el tiempo de la restauración del universo..." (Hch 3, 20-21)*.

El problema era pretender probar por dicho texto el retorno definitivo de todos los pecadores, incluido satanás, a la armonía de su primer principio, Dios; máxime, cuando el castigo definitivo de los malos queda expreso repetidamente en la Biblia.

Las conclusiones que se podían desprender eran:

- que no existe un infierno eterno,

- y que Dios castiga el pecado solamente con penas medicinales.

La doctrina de Orígenes suscitó reacciones fuertes por parte del Magisterio de la Iglesia siendo condenada en el sínodo Endemousa de Constantinopla del año 543 y en ocasiones posteriores.

*Biblia Latinoamericana.

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