Se denomina "demiurgo", a una deidad. Es la divinidad o el ente que creó o que impulsó el universo. Proviene del término griego "demiourgós" que significa "creador".

Demiurgo significa, literalmente, 'maestro'.

La filosofía gnóstica y la platónica apelan a la idea de demiurgo, como un hacedor o un organizador de la realidad.

De acuerdo a Platón, el demiurgo se encarga de copiar las ideas perfectas de la materia imperfecta. Así se obtienen los objetos que forman parte del mundo real, el cual intenta imitar la perfección del plano ideal.

Para los gnósticos, en cambio, el demiurgo tiene la función de ordenar el mundo material y da como resultado la encarnación de lo maligno, que ata al ser humano a las pasiones de la materia.

El gnosticismo postula la existencia de un mundo espiritual (superior) con un dios desconocido y un mundo material (inferior) en el que residen los seres humanos.

El demiurgo es un genio ordenador. En el principio había una masa caótica, desordenada, informe, indeterminada, etc., y también estaba el demiurgo, el cual miró esta masa y pensó: "¿qué puedo hacer con ella? No sé lo que voy a hacer, pero haga lo que haga lo voy a hacer bien" .

Después ideó una a una las cosas que iba a hacer y de acuerdo con su idea las fue haciendo. El mito del demiurgo implica lo siguiente:

La idea del bien es la primera de todas las ideas.

Las ideas son anteriores a las cosas y son causa de ellas.

Las ideas son la única verdad.

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