El hilozoísmo es una doctrina cosmológica según la cual toda la materia está animada, es decir que la naturaleza entera, el mundo y el cosmos están vivos.

Dicha teoría fue compartida por tres filósofos milesios: Tales, Anaximandro y Anaxímenes y será defendida posteriormente por los estoicos, Giordano Bruno y, especialmente, Baruch Spinoza, quien llegará a asignar diversos grados de vida a la materia.

Aunque no existe una distinción entre poseer una mente y poseer la vida, en la práctica esta división es difícil de mantener, ya que los antiguos Hylozoists no sólo consideraban los espíritus del universo material y el mundo vegetal tan vivo, sino también como algo más o menos consciente.

El animismo tiende a ver la vida como tomar la forma de espíritus discretos y panpsiquismo tiende a referirse a las opiniones estrictamente filosóficas como la de Gottfried Wilhelm Leibniz, hilozoísmo se refiere en gran parte a las vistas como las de los primeros filósofos griegos, que trataron el imán tan vivo por su poder de atracción, o el aire como divino, tal vez a causa de su poder, aparentemente espontánea de movimiento, o por su papel esencial para la vida de los animales.

Se decir que el hilozoísmo es la creencia en que la materia es por sí misma viviente y por ende, posee cierto grado de conciencia. Constituye un materialismo ya que en contraste con el panpsiquismo, reconoce como única realidad a la materia y atribuye a ésta poderes o actividades psíquicas.

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