Curiosamente, la Torá sanciona un tipo de relación sexual no matrimonial: el concubinato. Una concubina o pilegesh es una mujer que, aunque está en una relación exclusiva con un hombre, no recibe los beneficios legales del matrimonio.

Varias figuras bíblicas tuvieron concubinas cuando no pudieron engendrar hijos con sus esposas. El ejemplo más famoso en este sentido es el de Abraham y Sarah. Sarah le dio a su sirvienta Hagar a Abraham pero mantuvo la propiedad tanto de la criada como de la descendencia. De esta unión nació Ishmael. Hagar ganó el estatus de esposa con respecto a Abraham, pero no obstante, Sarah conservó el estatus de esposa principal. Posteriormente, Isaac heredó a Ishmael y Hagar y sus propiedades y bienes, dado que según la ley hebrea, todas las propiedades de un esclavo pertenecen a su amo.

A la concubina se le debía tener el mismo respeto e inviolabilidad que a la esposa, y se consideraba un gran deshonor para el hombre al que pertenecía si alguien le ponía las manos encima a la concubina. Incluso en el caso excepcional de Sarah y Hagar, Abraham se habría visto obligado a tratar a Hagar como esposa y ella habría sido tratada como una igual por Abraham.

Los derechos de Sarah habrían sido con respecto al estado técnico legal de ser considerada la heredera y dado que la otra esposa y su descendencia habrían sido suyos por propiedad, se convirtió en la madre legal, aunque no biológica, de Ishmael.

Más información: es.wikipedia.org