Los condotieros fueron capitanes mercenarios que debieron su denominación y su modo de vida a la concesión de una condotta, o contrato, por un empleador, normalmente un príncipe, barón o ciudad, al que proveería de soldados que lucharían por su causa.

Al final de la Edad Media, Italia era una amalgama de ciudades estado independientes, entre las cuales se extendían relaciones comerciales pero también enfrentamientos bélicos por la supremacía de una u otra.

Todo muy al estilo de la Grecia clásica. Es en este contexto donde aparecieron los condotieros (en italiano condottieri), que eran mercenarios al servicio de las ciudades-estado italianas. Grupos de soldados a sueldo de una u otra ciudad o señor, que se hicieron imprescindibles para los pequeños estados que formaban el país de Italia.

Estos eran auténticos grupos de soldados o compañías, comandados por capitanes que llegaron a ser tan numerosos que se contaban por varios miles los hombres en armas, lo que era mucho para los ejércitos de la época (en el siglo XIV “la gran compañía” llegó a disponer de cerca de 10 000 soldados).

Juan de Médicis (Giovanni de Médici) fue unos de los condotieros más famosos. Hijo de la famosísima Caterina Sforza, se le denominó el “último condotiero”. Murió muy joven de las heridas de una batalla, pero sus hazañas bélicas tuvieron mucha resonancia en la época. John Hawkwood fue, quizás, el más legendario de todos. Inglés de nacimiento, encontró entre los mercenarios su auténtica vocación.

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