Charles-Édouard Jeanneret Gris (1887-1965) a los 29 años se trasladó a París donde adoptó el nombre “Le Corbusier”, (que significa el cuervo) es una adaptación del apellido de su bisabuela.

Fue una figura influyente de la arquitectura del siglo XX por su filosofía renovadora y sus famosos 5 puntos de una nueva arquitectura. Utilizó las matemáticas y la geometría como pilares de su carrera.

Le Corbusier no tenía formación académica como arquitecto, su inspiración procedía de las artes visuales en las que apreciaba el racionalismo de las proporciones clásicas, llegando a rechazar el cubismo por ser demasiado “romántico”. Su predilección por el hormigón armado, que le da a las piezas mayor ductilidad, le permitiría diseñar obras basadas en la ortogonalidad.

Se basaba en la proporción áurea, cuando la relación entre dos magnitudes es la misma que la de la suma de ambas y la mayor de las dos, que calificaba como “una herramienta de medidas lineales u ópticas, similar al guión musical”.

En el 2016, medio siglo después de que falleciera mientras nadaba en la Costa Azul, la Unesco incluía su trabajo en la lista de Patrimonio de la Humanidad.

En total, el organismo reconocía 17 espacios, en 7 países como testimonio de la invención de una nueva expresión de la arquitectura.

Entre ellas destacan la Unidad Habitacional de Marsella, la capilla de Notre Dame du Haut (Francia), el Museo Nacional de Bellas Artes de Occidente de Tokio, o el complejo del Capitolio de Chandigarh (India).

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