El oso polar u oso blanco (Ursus maritimus) es una especie de mamífero carnívoro de la familia de los osos (Ursidae). Es junto con su pariente, el oso Kodiak (Ursus arctos middendorffi), uno de los carnívoros terrestres más grandes de la Tierra. Vive en el medio polar y zonas heladas del hemisferio norte. Es el único superdepredador del Ártico.

En la antigüedad, los lapones ‒habitantes de una región que se extiende por el norte de Noruega, Suecia, Finlandia y la península de Kola, al noroeste de Rusia‒, respetaban y temían tanto a los osos polares que se negaban a nombrarlos por temor a hacerlos enfadar. En reemplazo, se referían a estos de forma indirecta llamándolos «ancianos con abrigo de piel» o «perros de Dios».

Otras culturas tenían varios nombres para ellos. Los inuits ‒distintos pueblos que habitan en las regiones árticas de América del Norte‒, los llamaban «errantes», los kets ‒un pueblo que habita en el valle medio del río Yenisei, en Siberia‒ los llaman «los abuelos», y el oficial de marina británico llamado C.J. Phipps fue el primero en darles un nombre científico binomial, Ursus maritimus, que significa «oso del mar».

Debido a la previsible pérdida de hábitat causada por el cambio climático, el oso polar está clasificado como especie vulnerable. Durante décadas, la caza a gran escala suscitó la preocupación internacional por el futuro de la especie, pero las poblaciones se recuperaron cuando empezaron a entrar en vigor distintos controles.

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