Cuando un paciente visita a un oftalmólogo para revisar su vista es habitual que el especialista evalúe el número de dioptrías de un paciente para determinar la graduación de las gafas y/o lentes de contacto que va a necesitar.

La dioptría es la unidad de medida de graduación de los ojos. Su valor, que puede ser negativo o positivo, nos indica la potencia mayor o menor que debe tener una lente para el cristal de un gafa o de una lentilla. Es decir, evalúa el poder de refracción de esta lente.

La escala va de 0,25 en 0,25. Cuando la graduación es negativa se usa el signo “-“ y la lente es de tipo divergente, es decir, para pacientes con miopía y, algunos astigmatismos.

Cuando la graduación es positiva se usa el signo “+” y la lente es de tipo convergentes, pacientes que necesitan corregir su hipermetropía y presbicia, así como algún tipo de astigmatismo.

Además de la corrección por gafas y lentes de contacto, la otra forma de hacerlo es con cirugía refractiva. El tratamiento quirúrgico consiste en modificar la curvatura de la córnea para que la refracción de la luz que entra por el ojo sea totalmente perfecta.

En 1872 el oftalmólogo francés Ferdinand Monoyer estableció el término dioptría como una lente cuya distancia focal es de un metro. Sin embargo, no tuvo aceptación.

Es a partir de una publicación que se divulga ese mismo año y en 1875, el Congreso de Oftalmología de Bruselas adoptaba la dioptría como unidad internacional de refracción en óptica media.

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