La mamografía o mastografía consiste en una exploración diagnóstica de imagen por rayos X de la glándula mamaria, mediante aparatos denominados mamógrafos. Estos aparatos disponen de tubos de emisión de rayos X especialmente adaptados para conseguir la mayor resolución posible en la visualización de las estructuras internas de la glándula mamaria.

Durante una mamografía, las mamas se comprimen entre dos superficies firmes para esparcir el tejido mamario. Entonces, una radiografía captura imágenes en blanco y negro de las mamas que se muestran en la pantalla de una computadora, y son examinadas por un médico que busca signos de cáncer.

La capacidad de identificación de lesiones de mínima dimensión ha preconizado la utilización de la mamografía en revisiones sistemáticas para detectar tumores antes de que puedan ser palpables y clínicamente manifiestos. Este diagnóstico, efectuado en una fase muy precoz de la enfermedad, suele asociarse a un mejor pronóstico de curación, así como a la necesidad de una menor agresividad del tratamiento para el control del cáncer.

En numerosos países la rutina de mamografía de mujeres es recomendada como método de escrutinio para diagnóstico precoz de cáncer de mama.

Los inicios de la mamografía o mastografía como método radiológico se remontan a 1913 cuando Alberto Salomón, cirujano alemán, fue el primero en usar la radiografía para estudiar el cáncer de mama y es considerado el inventor de la radiología mamaria

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